27 oct 2010

Fantasma

Toda la vida estuve enamorado, luego murió y quise seguirla, cosa que hice. Después de morir, uno se convierte en fantasma, que, tal como sospeché, no es otra cosa que una sábana blanca con dos ojos y una boca. Ni nariz ni pies ni nada. No está mal, uno va flotando por ahí sin hambre ni sed. Ahora, el problema es que todos los fantasmas son iguales, lo que me lleva al dilema que cada uno parece sufrir: cómo carajos la encuentro.

2 comentarios:

  1. Nico nada mas sencillo para tu dilema... la reconoceras por el carácter de perro que siempre tuvo...

    ResponderEliminar