Al doblar el pasillo dentro de una estación de metro de Madrid, el joven ve a un hombre moreno que está de espaldas a la pared y que mira el piso. Dos hombres blancos están frente a él, uno de ellos hojea un pasaporte azul y el otro observa a los pasajeros que se acercan. Mirar de frente delata, de modo que el joven utiliza el rabillo del ojo y una mano, que del bolsillo del pantalón extrae un teléfono para acercarlo a su oreja y pronunciar de manera audible:
-Chaval, que te he dicho que ya eztoy llegando, joder.
Al oír esto, el hombre blanco desvía la mirada y continúa escaneando al resto de la multitud. Nos alejamos y de reojo veo que su celular está apagado.
-¿Batería pio?
-Sí, nderakore, casi casi nos fuimos a la puta.
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